17/03/2017
Con el final de la Guerra Fría y la política de bloques desapareció la amenaza de un gran conflicto entre estados, pero el espacio que reclamaba la violencia armada en las relaciones humanas lo ha ocupado un nuevo tipo de conflictos. La naturaleza interna de estos no impide que sus efectos se sientan en el nivel internacional, lo que ha transformado profundamente su fisonomía. Aunque su esencia parece que continúa siendo política, a esta se le suman nuevos factores que conforman una naturaleza del conflicto distinta, más compleja. Dicha complejidad requiere la colaboración de múltiples actores, civiles y militares, durante todo el espectro del conflicto, especialmente durante la fase de consolidación de la paz. Las relaciones entre estos actores buscan maximizar su eficacia, pero aquellas a menudo se tensan debido a la divergencia de enfoques y objetivos.
Documento elaborado por Francisco Javier Quiñones de la Iglesia.