05/06/2015
La decepción es tan antigua como la misma guerra y en caso de éxito genera un gran rendimiento con escasos medios.
Su finalidad es engañar al adversario, para inducirle a reaccionar de un modo perjudicial a sus intereses, manipulando, falsificando o distorsionando evidencias que se suministran a su servicio de inteligencia.
Puede llevarse a cabo en los tres niveles de la guerra: el estratégico, el operacional y el táctico.
Expondremos la operación de engaño “Guardaespaldas”, desarrollada a nivel estratégico político para proteger el desembarco aliado en Normandía.
Documento elaborado por Tomás Fernando Prieto del Val.